El Ejército israelí atacó este jueves y tomó por asalto el hospital más grande del sur de la Franja de Gaza en un operativo que dejó un muerto y seis heridos en busca de restos de rehenes tomados por el movimiento islamista palestino Hamas, en medio de creciente aislamiento de Israel en su determinación de continuar e incluso extender su ofensiva.
En los últimos días, Estados Unidos y otros aliados de Israel que apoyan la operación contra Hamas han llamado sin éxito al primer ministro Benjamin Netanyahu a desistir de planes de lanzar un ataque terrestre en Rafah, la ciudad más sureña de Gaza y último refugio de más de un millón de palestinos desplazados por la ofensiva.
La Organización de Naciones Unidas (ONU), los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, la Unión Europea y hasta el Vaticano, entre otros, han urgido a Netanyahu a no atacar Rafah por temor a una “matanza” de civiles palestinos que ya no tienen adonde huir y algunos, como la Santa Sede y París, han pedido directamente el fin de toda la operación en Gaza.
Los líderes de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, estrechos aliados de Estados Unidos, advirtieron que una operación terrestre en Rafah “sería catastrófica”.
Pero Netanyahu sostuvo que Israel está a punto de cumplir sus metas de destruir a Hamas y recuperar a los rehenes que retiene en Gaza, y que para ello era necesario invadir Rafah por tierra, una postura que, sumada a exigencias en contrario de Hamas, mantiene estancadas negociaciones internacionales en busca de una tregua.
La irrupción militar de la noche del pasado miércoles en el Hospital Nasser de la sureña ciudad gazatí de Khan Yunis llegó un día después de que el Ejército israelí buscara evacuar a miles de desplazados palestinos que se habían refugiado allí luego de abandonar sus casas en otras parte del enclave por los combates entre Israel y Hamas.
El Ejército israelí tenía “información de inteligencia creíble” de que Hamas había retenido a rehenes en ese de Khan Yunis, que se ha convertido en el epicentro actual de la ofensiva israelí en Gaza, y que sus restos podrían seguir allí, dijo el vocero militar israelí contraalmirante Daniel Hagari.
Las fuerzas israelíes llevaron a cabo una operación “precisa y limitada” para evitar la evacuación forzosa de médicos y pacientes, agregó Hagari, que reiteró acusaciones de Israel de que Hamas usa los hospitales y otras instalaciones civiles para dar cobertura a sus combatientes.
Hamas y personal médico lo han negado, y la ONU ha condenado repetidamente los numerosos ataques israelíes a los hospitales de Gaza, la mayoría de los cuales han quedado fuera de servicio por los bombardeos o sufren una seria escasez de insumos y personal justo cuando más los necesitan.
La ley internacional prohíbe atacar instalaciones médicas, salvo que se usen con fines militares.
El vocero del Ministerio de Salud del Gobierno de Hamas en Gaza, Ashraf al-Qidra, dijo que Israel lanzó una “incursión masiva” con ráfagas de disparos que mató a un paciente hirió a otros seis y a varios desplazados que se refugiaban en el Hospital Nasser, el más grande de los tres de Khan Yunis y de todo el sur de Gaza.
En declaraciones a la cadena de noticias Al Jazeera, el portavoz agregó que el Ejército israelí ordenó a los médicos trasladar a todos los pacientes a un edificio más antiguo que no contaba con el equipamiento necesario para su atención o tratamiento.
“Muchos de ellos no pueden evacuar por sus propios medios, como los amputados de miembros inferiores, los que tienen quemaduras severas o los ancianos”, dijo.
La ofensiva de Israel ha desparramado tensiones por todo Medio Oriente, incluyendo el Líbano, donde una escalada aún mayor entre Israel y Hezbollah parecía inminente luego de un intercambio de disparos particularmente letal que el pasado miércoles dejó 14 muertos, entre ellos una decena de civiles.
Israel bombardeó este jueves el sur del Líbano por segundo día consecutivo, después de que cohetes disparados desde esa zona del país vecino mataran a una soldado e hirieran a otros ocho militares en el norte de Israel.
La jornada fue la más letal desde que Israel y Hezbollah comenzaron a intercambiar disparos casi a diario en coincidencia de la ofensiva israelí contra Hamas en Gaza.
Hezbollah no se atribuyó el ataque con cohetes del pasado miércoles, pero uno de sus dirigentes de alto rango, el jeque Nabil Kaouk, dijo que el grupo estaba “preparado para la posibilidad de expandir la guerra”.
Hezbollah enfrentará “escalada con escalada, desplazamiento con desplazamiento y destrucción con destrucción”, dijo.
La guerra comenzó cuando milicianos de Hamas infiltrados en Israel desde Gaza mataron el 7 de octubre a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y se llevaron consigo de rehenes, en su huida, a otras 240, incluyendo una veintena con nacionalidad argentina.
Más de 100 de los cautivos fueron liberados durante un alto el fuego en noviembre a cambio de 240 prisioneros palestinos. Alrededor de 130 cautivos permanecen en Gaza, aunque se cree que una cuarta parte de ellos están muertos.
Israel respondió al ataque con una de las campañas militares más mortíferas y destructivas de la historia reciente, que ha dejado al menos 28.663 palestinos muertos y 68.395 heridos en Gaza, según el Ministerio de Salud local.
En busca de detener la ofensiva y mitigar su impacto regional, Estados Unidos, Egipto y Qatar han mantenido contactos con Israel y Hamas esta semana en El Cairo, la capital egipcia, para tratar de convencerlos de acordar una tregua en Gaza que permita intercambiar a todos los rehenes por un número de palestinos presos en Israel.
De visita este jueves en El Cairo, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien condenó el ataque de Hamas, volvió a criticar la ofensiva israelí al señalar que “no hay explicación para la conducta de Israel, bajo el pretexto de derrotar a Hamas, de matar a mujeres y niños, algo que nunca se ha visto en ninguna guerra que yo tenga conocimiento”.
Pese a los esfuerzos de mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos, no hubo señales de avances, y los combates y bombardeos en Gaza continúan con ferocidad.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que 87 palestinos murieron en ataques israelíes en las últimas 24 horas.
Netanyahu enfrenta intensa presión de las familias de los rehenes y del público en general para llegar a un acuerdo que garantice su libertad, pero sus socios de coalición de extrema derecha, que podrían derribar su Gobierno si abandonan la alianza, le exigen continuar la ofensiva e incluso redoblarla.
Hamas ha continuado con sus ataques a las fuerzas israelíes en toda Gaza y dice que no liberará a los cautivos restantes hasta que Israel ponga fin a su ofensiva y retire sus tropas.
El grupo también exige la liberación de un gran número de prisioneros palestinos, incluidos comandantes de su brazo armado.
Netanyahu ha rechazado esas demandas y dijo esta semana que la victoria “está al alcance” y que Israel atacará Rafah, donde se refugia más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza.